Hace ya algún tiempo que quería compartir con ustedes este post. Ya lo he dicho antes, las manualidades no son mi fuerte, pero creo (humildemente) que esta nos quedo muy bien, digo nos quedo porque fue obra de unos cuantos, mi marido, mi yeya y yo.

Hace ya algún tiempo que en la escuela de mis hijas les encargaron un proyecto, una casa. No tenían limites. Podrían utilizar el material que quisiera, el diseño era opción de cada quien. Así que las ideas comenzaron a fluir. Todo mundo dio su opinión pero terminamos decidiendo que materiales naturales serian lo mejor.

Nos lanzamos al bosque de los 7 osos, en realidad no hay 7 esos, bueno, no hay ningún oso, pero ese nombre le puso mi enano, así que ahora así le llamamos todos.

El caso es que nos fuimos al bosque a buscar los materiales, después de varias horas de caminata y con pocas cosas encontradas, al final terminamos (sin más remedio) comprando unas cuantas maderitas, pero por lo demás utilizamos varios pedazos de pequeños troncos, y para el techo un pedazo de madera que nos encontramos por el camino. 

El resultado final fue bastante bueno (eso creo). Ahora la casita encontró un lugar donde vivir. En el patio de la abuelita Oli. Me encanta verla ahí cuando vamos de visita y ella esta encantada porque llegan pajaritos y comen de le comida que la tía Guera les pone.

Al final también agregamos una batería para que el molino diera vuelta automáticamente, el efecto quedó genial.

Después de esto, tal vez y me animo a más manualidades. Solo tal vez !